Creo que no te dejé jugar con fuego
y luego dando tumbos, te enredaste en mis cortinas de humo
que yo -cual prestidigitador de circo ambulante-
astutamente oculté entre malteadas de vainilla.
No supiste ver que al final de mi arcoiris
estaba el tesoro del Pirata cojo
con una carta abierta para tí
en declaración de amor eterno y soberano.
Se alzó la parca con tu destino
(al ver que te vendiste por dos monedas de oro)
se llevó lo mejor de tu mesa y de tu cama
y lo aderezó al mejor postor en mares extraños.
Se cambia el amor por desamor
se acabó la tempestad y la locura
te toca vivir la vida en armonía de tontos
con el desazón de la rutina.
y ahora quien está para atestiguar
que tu vida fue en verdad vida?
y ahora quien tocará tu pelo
al final de su cada dia?
Jaque mate.
A.
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