Caminé atontado toda la tarde
-como barco entre niebla espesa-
buscando el ojal dorado
-el signo de isis- y lo encontré.
Lo encontré entre callejones
entre lùgubres rincones
por subidas y cuestas escalonadas.
...estaba esperando por mi.
En constantinopla.
Y es ahora cuando se a ciencia cierta
que el jugo sabe mejor no por la cantidad de zumo
ni por la cantidad de azucar
mas por la cantidad de sed.
Es ahora cuando siento la mirada de mil estatuas
-el zumbido de mil abejas-
Es ahora que veo el universo-el universo entero-
mirandome fijamente a mi.
A.
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