En la casa del olvido
descontamos pasos sin querer
mientras nos impregna el futuro
de palabras fluorescentes, con vida propia.
Y se hace carne el verbo
en el centro del espiral
solo para alcanzar tus instintos
solo para escondernos entre mis sabanas.
Habiendo ignorado todas las señales
nos cabe la certeza fría y rotunda
que al final del laberinto de espanto
nos esperan los laureles de la concordia.
Debo confesar -y aquí confieso nuevamente-
que cuando todo esto empezo
solo queria de ti un beso
...tiernamente.
Pero, mi adorada,
la carne es débil...y en nuestro caso, sedienta.
A.
descontamos pasos sin querer
mientras nos impregna el futuro
de palabras fluorescentes, con vida propia.
Y se hace carne el verbo
en el centro del espiral
solo para alcanzar tus instintos
solo para escondernos entre mis sabanas.
Habiendo ignorado todas las señales
nos cabe la certeza fría y rotunda
que al final del laberinto de espanto
nos esperan los laureles de la concordia.
Debo confesar -y aquí confieso nuevamente-
que cuando todo esto empezo
solo queria de ti un beso
...tiernamente.
Pero, mi adorada,
la carne es débil...y en nuestro caso, sedienta.
A.
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