July 18, 2014

Carne sedienta.

En la casa del olvido
descontamos pasos sin querer
mientras nos impregna el futuro
de palabras fluorescentes, con vida propia.

Y se hace carne el verbo
en el centro del espiral
solo para alcanzar tus instintos
solo para escondernos entre mis sabanas.

Habiendo ignorado todas las señales
nos cabe la certeza fría y rotunda
que al final del laberinto de espanto
nos esperan los laureles de la concordia.  

Debo confesar -y aquí confieso nuevamente-
que cuando todo esto empezo
solo queria de ti un beso
...tiernamente.

Pero, mi adorada,
la carne es débil...y en nuestro caso, sedienta.

A.

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