En los días felinos de mi corazón atribulado
quedo atrapado por la perfidia
de aquellas que huyeron a por cobija
de tempestades que no han acampado.
Y se ríe el destino en su sorpresa
y se cansa el pendulo en su colgar
que no estas tu para saberlo
y yo quizás no ya para contar.
Pero entérate que la marea no ha vuelto
- en cien años- a ser tan alta
como cuando las gaviotas de tu cielo
sobrevolaban mi barca.
Y ahora solo me queda disciplinar
a mis corceles desbocados
que se lanzan a buscarte por las noches
mientras mi corazón te busca por los tejados.
A.
No comments:
Post a Comment