Aquellas casitas de madera
Aquellas que se acurrucan entre las montañas
son las responsables de que el río cante
y refresque a los ruiseñores cada atardecer...
Aquellas casitas de colores felices
Aquellas que se divisan desde la llanura
son las que inspiran a los pinos galantes
a cortejar a las hadas con su verde olor a madera.
Y se envuelven en la paleta de un Picasso
Y se eternizan en la voz de Gardel
Y es su mejor paisaje-su mejor-
aquel que vislumbramos despues de un beso
aquel que se inclina, en timido homenaje al amor.
A.
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