December 06, 2011

Azul

Era viernes.
Ella se puso sus mejor ropa interior, encajes rojo encendido,
sobre un glamoroso vestido rojo que se ajustaba a sus caderas
-y a sus planes-.

...usó sus nuevos zapatos rojos, de tacos altos,
roció sus pechos con J'adore
y se alistó con una cartera roja tipo sobre.

Se le hacía un poco tarde,
iba en camino a encontrarse con el.
Era su nuevo proyecto de marido.
El tenía en aquel entonces un Ferrari rojo
...vivía solo, en un chalet amueblado con finos sillones rojos
y roja alfombra de bienvenida.

El cielo se había tornado rojizo al atardecer.
A la hora que ella llegó al chalet
estaba comenzando a llover.

Ella parqueó su carro a poca distancia
(Todavía no tenía las llaves de la casa)
y caminó varios pasos hasta la entrada del chalet.

Se guareció bajo un pequeño toldo rojo
que daba timida entrada
y le llamó para que le abriera la puerta.

El no contestó.

Ella le llamó de nuevo, con paciencia,
-Varias veces-
Y luego le envío un mensaje de texto.

La lluvia arreció.

Ella quedó presa entre el toldo rojo
y sus tacones que se empezaban a mojar...
Le llamó al celular (varias veces)

El no contestó.

Le envió un email.
Un mensaje por facebook.

Y la lluvia ya había madurado
Era una ventisca mezclada con mucha agua.
El peinado estaba echado a perder
(Su pelo era texturizado)
Y el vestuario estaba semi-humedo y descompuesto.

Cuando se había resignado a marcharse,
-tras dos horas de larga espera-
justo cuando entraba a su auto
echa un desastre por la lluvia,
recibió un mensaje en su celular:
"Olvidé que querias verme esta noche,
salí con unos amigos fuera de la ciudad
por el resto del fin de semana,
te llamaré cuando vuelva"

Ella no sabía - o no podía- descifrar
(llena de rabia y frustración)
el corazón de aquellos que se creen de sangre azul.

A.

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