Es acaso, mi adorada Dulcinea del Toboso,
nuestro amor como aquel Amor
en los tiempos del Cólera
solemne, ciego y poderoso?
Estamos tu y yo condenados para siempre
a morir de amor juntos
cuando las canas nos cubran,
cuando el corazón apenas se mueva?
No tiene el cielo clemencia
ni muestra piadosa caridad
con almas gemelas que se quieren
a travez de la eternidad?
A.
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